tragar semen

Tragar semen está bien rico

Tragar semen no es agradable.

Pero me pone cachonda como perra en celo.

Esa explosión de leche agria en la boca cuando estoy agitando mi mano sobre una buena polla, me vuelve loca.

«Lo conseguí». «Se ha corrido».

Es el momento de las caricias lentas sobre la verga, al mismo tiempo que voy tragando toda la lechita que me he ganado.

Si antes me han follado bien el coño, este es sin duda el mejor postre.

Ver semen en todos lados

La reina de la leche

¿Y si os dijera que me he tragado la leche de siete pollas?

Pensaríais que soy una zorra, ¿Verdad?

Pues es lo que soy.

Y me encanta serlo.

Pero la historia de las siete pollas con sus siete lechazos, vendrá luego.

Ahora léeme y entiende porque me gusta tanto la leche

Leche alemana

Confirmé mi pasión por la leche una noche cuando le estaba comiendo la polla a un tío en los baños de una disco.

Era alemán y alto. Apenas nos entendíamos.

Pero nos reíamos mucho, y de pronto me dijo:

‘Look, Look’ (mira, mira)

El chico alemán llevó mi mano encima de su paquete y noté que estaba durísimo. ¡Y que la tenía enorme!

Lo agarré de las manos y me lo llevé a una zona vip.

Una buena corrida

Follar con seguratas de discoteca tiene beneficios

Como ya me había follado un par de veces a Juan, el que vigila la zona vip de la disco, solo tuve que guiñarle un ojo para que supiera a qué venía con ese tío.

Entramos a una de las salas privadas y el chico ya me estaba apretando muy fuerte los pechos por detrás, por encima de la ropa.

Mis braguitas se empaparon cuál boca que muerde un trozo de sandía.

Mi yo salvaje

Me giré y lo morreé a lo bestia.

Él forzaba su lengua para inyectarla profunda en mí y casi no dejarme respirar.

Esto iba a ser el tipo de sexo que me gusta. 

Sexo fuerte. Sex salvaje. Mi sexo guarro.

El chico alemán estaba fuerte. Su fuerza y su altura me hacían sentir pequeña y vulnerable.

¿Cuándo me iba a penetrar? Mi coño pedía verga dura hasta el fondo. Sentir esa inyección, ese dolor tan dulce.

Verga dura de alemán que saca leche

Pero el chico alemán ahora se desabrocha el pantalón y aprieta mi cabeza hacia abajo.

Y a mí me parece perfecto.

Yo le bajo su eslip con la punta de los dedos y aparece su miembro largo y medio erecto.

Sacudo un poco su polla para que se ponga bien dura y la empiezo a besar, por un lado.

De los besos paso a lamerla.

Lamerla bien rico por los dos lados.

Cuando su glande llega a mi boca me aparto para dejar lo bueno para el final.

Toda tu leche es mía

Pero no puedo aguantar más y entonces me meto la verga entera en la boca.

«Gaaag» «Gaag», son los sonidos que emite mi garganta. Es mi música favorita.

Mi boca está llena de polla. Y la empujo fuerte hasta el fondo. 

Este hijo de puta de Alemania tiene todo su glande chocando con la pared final y húmeda de mi boca. Pero es una idea que me excita aún más.

Ahora el alemán me folla el coño. Me ha embestido a lo bestia por detrás y tira de mi pelo. Él jadea y se oye el plas-plas de su pelvis chocando contra mi culo.

Me está dando fuerte, pero no me voy a correr. Quiero su verga en mi coño más rato y que se esfuerce más.

Aumenta el ritmo. plas-plas-plas-plas.  Ahora mucho más agudo y rápido.

Llega el momento de tragar el semen

Me aparto de él y su polla sale de mi coño. Con la sensación de su polla saliendo me corro un poco, pero controlo el orgasmo. Me tiemblan un poco las piernas, aunque recupero rápido el control.

Flexiono las rodillas, piernas abiertas, y mi cabeza queda delante de su polla.

Le empiezo a comer la verga pero ahora se la pajeo muy rápido. Quiero que salga la leche.

Él jadea profundo y noto que su cuerpo se tensa. Ya viene toda la leche.

Noto pequeñas contracciones en su polla y empiezan a salir chorros de semen que absorbo como una delicatessen.

Este alemán es muy lechero. Por lo menos han salido cinco descargas de esperma. Pero esta nena que come pollas -que soy yo- se va a tragar todas esas descargas.

Y vaya si me las he tragado.

Su semen está bajando a mi barriguita y está bien sabroso. 

El alemán está recostado en un sofá, con los ojos cerrados. Recuperándose de la corrida lechera que me ha dado.

Dale bien de semen a mi barriguita

Y a partir de ese día empecé a disfrutar el semen

Me sorprendió que me gustara tanto tragar leche.

Normalmente, lo hacía por la inercia del momento. No por gusto.

Pero el día del alemán lo cambió todo. 

El sabor no me disgustó. Y a pesar de tener alternativas, escoger arrodillarme y tragarme su leche me excitó muchísimo.

Ese día lo cambió todo.

La primera vez que tragas semen

Yo tenía 18 añitos. Para ser más exactos, estamos hablando del día que los cumplí.

El novio que yo tenía, llevaba mucho tiempo pidiéndomelo.

-Carmencita, cómete mi leche… Está bien rica.

Yo me negaba. La idea de tragarme el esperma de un chico me daba asco. ¡Ni hablar! ¡No quería!

Tragar semen en el auto de tu novio.

Un día que fuimos de fiesta, me llevó de vuelta a mi casa.

Dentro del auto, empezamos a morrearnos y a meternos mano.

Me metió el dedo en el coño y lo sacudió fuerte dentro.

Como me puse muy cachonda, al minuto ya le estaba comiendo la verga sin haberle quitado los pantalones.

Subía y bajaba mi mano en su polla erecta y le succionaba fuerte el glande. Él movía ligeramente la cadera arriba y abajo, como si estuviera penetrando un coño.

adicción al semen
Adicción al semen

Córrete en mi boca

Teníamos el acuerdo de que siempre me avisaría si se iba a correr. Y así lo hizo también esta vez.

-Carmencita, para, que me vengo…

Sin embargo, yo sabía que su deseo era llenarme la boca de leche y que me la tragara. 

Y esa noche, decidí complacerle.

– Córrete, cariño, no pares – balbuceé, con la boca llena de saliva.

Y tras un gemido ronco, la leche de mi novio empezó a llenarme la boca.

Los ojos se me pusieron en blanco. Me excité mucho.

¿Cómo era posible que una corrida en la boca me hiciera desear tanto que me metieran una polla en el coño? ¿Me había vuelto loca?

No sabía qué hacer con la leche que iba saliendo. Sin dudar más, empecé a tragar todo el semen.

El sabor del semen de mi novio

Cuando terminé de comerme hasta la última gota de leche, se hizo más intenso el sabor que sentía ahora en la boca.

Era agrio, salado y con un fuerte regusto a sangre. Definitivamente, el esperma se genera con la sangre humana.

Imposible no recordar aquella vez que me lastimé el brazo cuando era una niña. Me caí de la bicicleta y me chupé la herida para, de algún modo, desinfectarla.

El sabor era similar.

He tragado semen por primera vez

Y así fue.

Me había tragado mi primera corrida de semen.

¿Había sido una locura? ¿Lo volvería a hacer? 

En aquel momento pensaba que solo volvería a tragar leche dentro de relaciones estables, con novios que me demostraran que me querían de verdad.

El tiempo me demostraría que me volvería una aficionada a tragar semen.

No solo de mis parejas, también de hombres a los que apenas conocía, en bares, en apartamentos de lujo y no tan de lujo. Incluso de más de una polla a la vez.

Quien me iba a decir que la leche que bebía de niña algún día me la daría un hombre, llevándose para siempre la inocencia de la infancia.

Siempre pensando en beber leche

Beber semen de muchas pollas en un Glory Hole

Ya de más mayor, me llamó un día una amiga.

-Tía, no te lo vas a creer. Ayer gané 500 dólares por solo un ratito de trabajo.

Yo sabía bien que mi amiga anda siempre metida en cosas raras. Y que, aunque suene mal, es un poco zorra.

Así que cuando me dijo que había ganado dinero fácil, pude imaginar el cómo.

-Carmencita, ¿Te acuerdas de mi amigo que tiene el Sex Shop? Pues me contó que está montando una web y que está vendiendo videos porno online. 

La muy zorra siguió hablando:

-Ha montado un Glory Hole en su trastienda y graba a chicas comiendo pollas de hasta siete hombres. Me ofreció hacer una sesión con ellos. Y bueno, me harté de leche.

Me harté de leche”. Aunque lo desaprobaba, sonaba superbién… Demasiado bien.

– Quieres ser la siguiente? – Me ofreció…

Tragar semen de muchas pollas

Desear semen en grandes cantidades

Hartarse de leche”. Sonaba irresistible.

“Hartarme de leche”. Lo deseaba y lo sabía.

Deseaba ser el recipiente donde muchos hombres vaciaban su semen. Sin siquiera tener que verles la cara.

Escribí un WhatsApp a mi amiga la zorra:

-Dile a tu amigo que cuándo grabamos…

Acepté la oferta.

Cómo hacer un buen Glory Hole.

Ya estaba de faena. Dentro del Glory Hole.

Y del agujero del panel de madera salió la primera verga.

El amigo de mi amiga había hecho un buen casting. 

La primera verga, no era muy larga, pero era supergorda. Con un glande muy ancho.

Empecé a succionar y a pajear aquella polla cómo mejor sabía.

Succionar y pajear. Succionar y pajear. 

Hasta que se oyó un “toc-toc” en el panel de madera. Era la señal. La leche iba a salir.

Y tragué leche. 

Objetivo de los chicos: hacerme tragar semen

Los chicos anónimos debían de tener órdenes de no descargar en varios días porque aquella primera verga sacó una cantidad considerable de semen.

Pero me lo tragué todo y lo disfruté.

Salió la segunda verga y después la tercera. Mi única misión era ordeñar aquellas pollas para sacarles toda la leche rica.

Ordeñé bien la cuarta verga. Y seguía tragando.

La leche de todos los chicos tenía un sabor agrio intenso. Definitivamente, se habían aguantado varios días para la ocasión.

Y salió la quinta verga. Que me llenó la boca de leche como nunca antes.

Pero seguí tragando. Feliz y con gusto.

Y, por último, la sexta, séptima y última polla.

Que se me corrieron en la boca como lluvia que riega un campo seco.

¡Cuanta leche! Estaba exhausta pero bien llena. Llena de leche. Repleta del semen que me da tanta vida. 

La conclusión de tragar tanto semen

Hay chicas a las que el semen les da mucho asco. Lo sé.

Pero a mí no me ha tocado ser una de ellas. 

Cuando trago leche el coño se me moja. Deseo que me penetre una buena verga. 

Si alguna vez te encuentras a una viciosa de tragar leche, no te olvides de sacudirle bien el coño con tus dedos cuando le hayas dado una dosis de leche. Sobre todo, sacude fuerte hasta que un orgasmo la haga temblar entera.

Porque ahora estoy aquí sentada en el suelo de este Glory Hole y, aunque tenga la barriga llena de leche, me comería otras siete pollas de hombres anónimos.

En tu ciudad hay aficionadas a tragar leche. Tienes que encontrarlas y darles la única cosa que las calma: la leche calentita que guardas en tu verga.

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