El sexo con las propias manos es el refugio de los tímidos. Natalia tiene que acudir a menudo a este refugio del placer.
Natalia es una chica muy introvertida. En la universidad destaca por sus piernas largas y delgadas. Y la mirada de todos los chicos a veces la incomoda.
A través de sus amigas sabe que muchos tíos buenos la desean. Sin embargo, Natalia es virgen y afrontar las relaciones sexuales se le ha hecho una muralla muy difícil de superar. Su timidez no ayuda.
Pero todo ello no significa que Natalia deteste el sexo. Natalia arde por dentro a diario. Cuando llega la primavera y ve a todos sus compañeros marcando bíceps con camisetas ajustadas, Natalia siente su cuerpo encendido…
Acaba muchos días llegando a casa y tirando las bragas directamente a la lavadora.
El sexo con las manos alivia la soledad
En el cajón de la habitación, Natalia tiene un Satisfyer de doble acción: El Satisyfer Double Joy; esos succionadores de los que tienen un falo de silicona y un apéndice succionador de clítoris.
Sexo con las manos: satisfyer double joy
El Satisfyer Double Joy le da placer doble a nuestra protagonista
Cuando llega la noche y los padres de Natalia duermen, Natalia abre silenciosamente el cajón donde guarda su consolador. Lo tiene dentro de una caja bien discreta. Y dentro de la caja, el juguete está dentro de una bolsa.
El ritual de sacarlo es algo que ya excita a Natalia.
Y es en este momento donde Natalia se transporta a una dimensión donde ella es diminuta y es dominada por una fuerza sobrenatural que ahora veréis.
La fantasía secreta de Natalia
Está estirada en su cama, boca arriba, y su cama se va transformando.
Su cama se convierte en algo orgánico. Algo vivo que la va envolviendo.
De su cama surgen decenas de brazos que se van acercando a ella. Y las manos de esos brazos conocen los puntos más erógenos de Natalia.
«Dadme mucho sexo con las manos» -piensa Natalia.
Y los brazos se echan sobre ella.
Manos sexuales
Ella imagina cómo las manos se van acercando. Lentamente.
Tres o cuatro manos realizan la fácil tarea de subirle el top del pijama.
Natalia no lleva sujetador y sus pechos de talla 95 quedan al aire. Sus pezones notan por primera vez el frío de la noche. Se ponen duritos y Natalia se estremece.
Las manos mágicas le aprietan los senos con suavidad hasta tener los pezones bien pinzados entre el dedo gordo y el índice. En ese punto las manos mecen sus pechos a izquierda y derecha. Natalia siente un escalofrío que recorre todo su cuerpo.
Las demás manos se arrastran por la cama como serpientes en la jungla. Se aproximan.
Las manos empujan la parte posterior de una rodilla suavemente para que la flexione y abra bien el coñito. Con el aire que le llega a la vagina, nota la humedad que se ha ido acumulando en su agujerito. Y sabe que está lista.
Sexo manual
En este momento Natalia se introduce ansiosamente la parte fálica de su Satisfyer Double Joy. Fue así como tiempo atrás rompió su himen.
Rasgar su himen le dolió bastante, pero ya no podía aguantar más la imperiosa necesidad de ser penetrada.
Se imagina vivir ser penetrada por algún chico de su universidad y su cabeza se pierde y se vuelve loca pensando en cuan grande tendrán la polla sus compañeros de universidad.
Hoy se tendrá que conformar con hacer sexo con las manos. Pero por hoy, se basta y se sobra.
El falo de silicona expande las paredes de su vagina. Esa primera combinación de dolor y placer, le brinda el primer orgasmo. Nota como se corre y piensa en las sábanas recibiendo esa ola de fluido. Pero no para.
Con las piernas temblando, Natalia sigue empujando el consolador hacia dentro y nota su coño ya hirviendo.
Paralelamente en su fantasía, las manos mágicas siguen sujetándola. Y quieren que se corra un par de veces más.
El sexo con las manos de la cama
Natalia está agarrada.
Está amarrada.
No puede escapar.
Las manos le sujetan los brazos, tienen abiertas sus piernas, y están manoseando su vagina lascivamente.
¿Habría algo más sabroso que ser dominado por más de veinte manos?
Toda la cama es un mar de manos que domina a Natalia y Natalia deja su cuerpo flotar en este éxtasis.
Natalia imagina también los pupitres de su universidad. Esos bancos largos con tablas de madera frontales en los que no se pueden ver las piernas.
Se imagina en ese espacio, arrodillada. Está haciendo una felación a un buenorro de su curso mientras el profesor sigue dando la clase. Su compañero sufre disimulando y ella se esfuerza para que se corra y él no pueda disimular.
Dios… pensar en el morbo de que la descubran haciendo eso. «¿Estoy loca?» -se dice a si misma Natalia.
El Satisfyer Double Joy, el mejor amigo del sexo manual
Cuando las manos la tienen completamente sujeta y anulada, Natalia fantasea con el chico de su curso soltándole una buena corrida en la boca.
Cuando los chorros de semen van inundando su boquita, Natalia respira hondo por la nariz. El sabor agrio del semen explota en la lengua de Natalia y esta traga toda la lefa hasta que no queda ni una gota.
Natalia sigue chupando la polla del chico hasta que queda limpia y reluciente. No conoce el sabor del semen aún pero le excita tanto la idea que se corre como una loca.
En la realidad de su cama, donde no hay manos ni chorros de semen, Natalia aprieta la parte del succionador de su Satisfyer Double Joy contra su clítoris y sus piernas y cadera empiezan a sacudirse como poseídas.
Así es cómo se corre una universitaria en celo.
El sexo con las manos mágicas se desvanece
Natalia ya ha tenido varios orgasmos.
Las manos van liberando a Natalia, van retrocediendo.
La fantasía y la realidad se van fundiendo en el mismo espacio.
Natalia nota las últimas manos soltando su cuerpo, por los pies, por el antebrazo.
Natalia jadea aún con el Satisfyer Doble Joy metido en el coño. Se lo retira de su vagina y lo deja en la cama.
Mañana por la mañana volverá a ir a clase. Solo mirará al chico de su fantasía de reojo y se sonrojará.
Volverá a ser la chica tímida esclava del sexo con las manos. La esclava de las manos. Esclava de su timidez.

