Miguel, Alvaro, Carlos y yo, nos conocimos en nuestro primer equipo de fútbol y, desde entonces, siempre estuvimos juntos. Nunca imaginé que compartiría con ellos mi primera vez gay…
Cada tarde después de entrenar nos bañábamos desnudos en el río y no existía el morbo o la malicia por ese motivo, ya que lo habíamos hecho así desde siempre.
La revista del río
En una ocasión nos estábamos bañando en el río, cuando Miguel se percató de una bolsa en la orilla.

Cuando la abrió nos encontramos una revista dentro, la sorpresa fue cuando abrimos la revista y nos dimos cuenta que era una revista de sexo gay.
¡Imaginaos 4 chicos adolescentes conociendo el sexo gay por primera vez!
Estábamos los 4 mirando la revista sin haber dado importancia al hecho de que estábamos desnudos, cuando Alvaro dijo:
Oye ¿os habéis dado cuenta de que estamos empalmados?
Era cierto, tenía mi rabo tieso, pero miré a mis amigos y ¡Estaban igual que yo!
Nos empezamos a reír y fue Miguel quien dijo:
¿Hacemos lo mismo que en la revista?
Pero… eso es de gays – dije yo – A lo que me contestó que por probar, no iba a pasar nada.
-O acaso ¿te da miedo? -Me preguntó
Yo que me sentí retado, le dije que miedo para nada y… decidimos probar.
Por sorteo hicimos dos parejas y entre los miembros de la pareja jugamos un pares o nones con la intención de que el que ganase fuera el dominante.
Las parejas fuimos Miguel con Álvaro, Carlos y yo, los que íbamos a comenzar a recibir las mamadas eran Miguel y Carlos.
Álvaro y yo nos pusimos de rodillas y poco a poco y con mucha curiosidad, fuimos empezando.
Poco a poco fui introduciendo el rabo de Carlos en mi boca, podía oír sus gemidos de placer.
Mi primera vez gay a cuatro patas
Después de llevar unos minutos comiéndole el rabo a Carlos, me dijo que me pusiera a 4 patas y al verme a mi obedecer, Álvaro hizo lo mismo.
Carlos empezó a lamer mi culo y he de decir, que la primera sensación no me desagradó, al contrario, estaba muy rico.
Carlos lamía mi culo e introducía su lengua en mi agujerito virgen que poco a poco se iba abriendo para él.
Al poco tiempo de estar jugando con su lengua en mi culo, me empujó de forma suave contra el suelo y noté su verga sobre mi agujerito que sin saber por qué, quería sentirla.
Su rabo estaba en la entrada de mi agujero y de momento empecé a sentir una ligera presión que cada vez ganaba más espacio dentro de mi culo.
Sentí el dolor más grande de mi vida y era porque Carlos me había metido todo su rabo en mi agujero recién estrenado.
A Carlos no le importaron mis quejas y siguió jugando con su verga entrando y saliendo de mi culo, cosa que agradecí porque en realidad, me estaba excitando tanto que me corrí en su cola.
Pasé unos 10 minutos gimiendo de rico placer, excitado como nunca antes lo había estado cuando pude sentir que mi amigo se corría dentro de mi.
Me regaló toda su leche calentita y yo la disfrute en mi culo, deseando que “este juego” se volviese a repetir.

Me follé a mi amigo
Fue Miguel el primero en sacar su rabo del culo de Álvaro y… las posiciones cambiaron.
Casi sin darme cuenta, pude experimentar la sensación de sentir como mi amigo me hacía una mamada y… me gustaba.
Ya no recordaba el dolor de mi culo, estaba tan excitado, que ya se me había pasado, solo pensaba en follarle la boca.
Sentía que la leche me venía mientras Carlos me estaba comiendo el rabo, pero quería follármelo antes de correrme.
Carlos se estremecía con cada lametazo en su agujerito y fue él el que finalmente me pidió que se la metiera.
Apoyé toda la cabeza de mi verga en su agujerito cada vez más abierto para mí y poco a poco se la fui metiendo.
Carlos no se quejaba tanto como nosotros 3, incluso parecía experimentado y sabiendo lo que estaba haciendo.
La gran mentira que provocó mi primera experiencia gay
Cuando terminé de correrme en su culo, me quedé recostado sobre su espalda descansando de las embestidas que le di con la intención de que se quejase como yo.
No conseguí que Carlos se quejara, solo gemía de placer mientras me pedía que no parase y que le diese más duro.
Ese fue el motivo por el cual le pregunté si era su primera vez, a lo que me respondió de la siguiente forma:
Hace unos meses, mi primo puso una revista en la orilla del río y… esa misma revista era esta, hoy la puse yo. ¿No os ha gustado?
Nos había mentido, yo le entregué mi virginidad a cambio de la suya y… me engaño, pero, sin duda ha sido la mentira más excitante que me han contado.
A día de hoy, los 4 repetimos el juego cada verano.
Y así fue mi primera vez gay y deliciosa.


